Primera epístola
Te escribí una carta de amor. Románticamente, no me dirigí al correo, sino a abarrotes walmart. Compré una botella y me la tomé (el plan era meter la carta en la botella, obviamente, y arrojarla al mar, esperando que el hermoso magnetismo de tu cuerpo atrajera hacia sí la potencia emotiva de mis palabras).
En la borrachera perdí la carta, simplemente no tengo idea de dónde quedó. La carta que nunca envié.
TODO lo que decía, sin embargo, era verdad.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSobrio y no sobrio.
ResponderEliminarSombrío.
Solemne.
¡Sopotamaaee (buenísimo)!
Me agradó.
ResponderEliminarMuy buena.
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