jueves, 14 de octubre de 2010

EL SOMBRERO

Había que comprar un sombrero como un acto deliberado por parecerse al abuelo, simular aquella virilidad muerta y anacrónica, andar por el pueblo fingiendo no ser un pueblerino venido a más, con los pelos parados y gafas oscuras.
Allí había que cruzar con majestuosidad, pasos muy lentos, desdeñar los automóviles que atiborraban las angostas calles. Saludar a alguien, fumarse un cigarro con alguien. Había que mirar a las jovencitas lindas y chismosas, saludarlas, arrancar una flor y ofrecérselas con bríos.
Murmurar tiernitaaaa, sabrosaaaa.
Había que sentarse en el parque a leer el periódico local, a bromear con los niños vendedores de chicles y tabaco, con los pequeños boleros que te veían raro.
Allí soplaba fuerte el viento en el invierno, cortaba las avenidas de norte a sur; de vez en cuando había que torcer en una calle, de oriente a poniente o al revés para no estremecerse de frío.
Tenía que ser un placer besar a la abuela y decirle ahí vengo al rato abuelita.
Había que sacarse el frío sordo de encima con tequila o caña, alrededor de un fuego. Cantar y gritar majaderías.
Había que saber los nombres de algunos ancianos.
Había que subir al cerro, en el extremo norte del pueblo, a ver las luces con forma de lagarto, el boulevard, la noche y las estrellas.
Borracho, había que orinar en las esquinas oscuras, enfrentar la palabrería de otros ebrios, liarse a golpes si era necesario.
Había que ir a la papelería en la tarde para seducir a la muchachita de mirada insolente, de gruesas piernas de buena hechura; comprar un prit o comprar un sobre para mentirle, te escribiré una carta.
Y en efecto escribir la carta, para nadie, para guardarla o perderla, para un destinatario inexistente o que en definitiva estaría por siempre en otra parte.

lunes, 17 de mayo de 2010

"HOKUSAI SUEÑO PULPOSO YEAH!"

Un tío mío, Rafael Lara, arquitecto, brillante y elocuente, me mandó hace poco El sueño de la esposa del pescador, grabado de Hokusai, 1814, haciendo alusión a la imagen de este blog. Lo cito: "...la foto de portada de tu blog es como un tentáculo pulposo-calamaresco bastante gacho y desconcertante y esta me parece una imagen más interesante, justa y amable de esos simpáticos y generosos seres".

La naturaleza de ambas imágenes es radicalmente distinta, una es, como bien dice el texto, la expresión bestial de "las tibias aguas de la lujuria" mientras que la otra es una bella imagen de violencia marítima asexual.

Justa y amable o no, la pongo acá para que juzgue usted, querido lector, así como la traducción del texto. (Já, esto terminó siendo una especie de forward del correo del arq. Lara)

have you in my grasp! Your "bobo" is ripe and full, how wonderful! Superior
to all others! To suck and suck and suck some more. After we do ot
masterfully, I'll guide yo to the Dragon Palace of the Sea God and envelope
you. "Zuu sufu sufu chyu chyu chyu tsu zuu fufufuuu..."
MAIDEN: You hateful octopus! Your sucking at the mouth of my womb makes me
gasp for breath! Aah! yes... it's... There.!!! With the sucker, the
sucker!! inside, squiggle, squiggle, Oooh! Oooh, good, Oooh good! There,
there! Theeeeere! Goood! Whew! Aah! Good, good, Aaaaaaaaaah! Not yet!
Until now it was I that men called an octopus! An octopus! Ooh! Whew! How
are you able...!? Ooh! "yoyoyooh, Saa... Hicha hicha gucha gucha, yuchyuu
chyu guzu guzu suu suuu...."
BIG OCTOPUS: All eigth legs (arms?) to interwine with!! How do you like
it htis way? Ah, look! The inside has swollen, moistened by the warm waters
of lust. "Nura nura doku doku doku..."
MAIDEN: Yes, it tingles now; soon there will be no sensation at all left my
hips. Ooooooh! Boundaries and borders gone! I 've Vanished....!!!!!!
SMALL OCTOPUS: After daddy finishes, I too want to rub and rub my suckers
at the ridge of your furry place until you dissapear and then I'll suck
some more, "chyu chyu.."
Translation of the inscription by: James Heaton and Toyoshima Mizuho
Published in the Kyoto Journal, No. 18, 1992>>

miércoles, 12 de mayo de 2010

John B Sharpe

John B Sharpe era un tipo idiota, tenía grandes orejas y había nacido en un pequeño poblado del estado de Kansas.

viernes, 7 de mayo de 2010

El libro de los amores RIDÍCULOS

El Dr. Mandujano nunca leyó ese libro, el título le parecía tan certero al grado de no causarle curiosidad. El título de esa novela es en sí una novela. (Acá vendría bien una nota al pie explicando lo que pensaba el galeno: "no sé si es novela o no, repito, no lo he leído, pero pues bueno, al fin de cuentas, esto no importa").
Tan inexperto, tan enclenque su cuerpo bajo la bata blanca, tan torpe con las manos, repitió frente al espejo: "No necesito saber nada para saber que nuestro amor es parte del Libro de los Amores Ridículos."

HOMENAJES

A Juan Pablo González

Es fácil escribir guiones a lo Godard: basta con plantear la siguiente situación: Un wey con una insolentísima cara de mamón, pero muy mamón, con un cigarro colgándole de la boca, frente a una vieja bien sexy. ¿Qué pasa?

A Rulo, maestro Mezyar, aunque él no tiene la culpa

Tengo una caguama y nada más. Nadie. Tengo una ansiedad y nadie, absolutamente. Tal vez lo necesite y no, pero pues así es la cosa, repetir las cosas hasta el cansancio es no saber absolutamente nada, la impresición, la chingadera, la cosa que no se sabe qué es, existe, ahí está; una cosa invisible que te jode, que no te deja en paz, y tú sabes que tú mismo provocaste que se te subiera encima.

miércoles, 5 de mayo de 2010

LA VIDA OCULTA e inútil del dr. Mandujano

Otras fuentes sobre la vida de este señor, documentos tan apócrifos como los de este blog, igualmente imprecisos. http://lamarchiquita.wordpress.com/2010/05/02/dr-mandujano-y-el-amor/

domingo, 25 de abril de 2010

DR. MANDUJANO y la fisiología

El dr. Mandujano, sentado en el bacín en ese exacto momento en que arde, reflexionaba sobre su salud estomacal. Reconocía, pese a la dificultad natural de autodiagnosticarse, que podría ser todo una consecuencia del consumo del alcohol. Últimamente se sentía con el desgano que sólo se esquiva tomando cerveza o trago. "Me siento más torpe y más alcohólico" había comentado al dr. Peralta, distraído, con la cabeza quién sabe dónde, con los ojillos brillosos y sus ojeras habituales. El doctor Peralta sonreía tranquilo, conocía a su amigo, sabía que era mejor callar y entender, más que dictaminar paternalmente una solución conductista. Aquella tarde ambos médicos tomaron unas cervezas en un bar del centro y comieron morcilla.
El dr. Mandujano ponía una cara extraña al pedorrearse, como de niño inocente, de huída, de evasión. Una expresión triste más. Todo el día siguiente estuvo arrojando gases por el culo, que no se oían pero sí causaban incomodidad en las narices civilizadas. "Nadie debe avergonzarse por sus olores", escribió en un papel, "y menos un médico irresponsable como yo". Las enfermeras se reían al principio hasta llegar a mostrar un semblante de extrañeza, de incomprensión. El dr. Mandujano se evadía de recomendaciones gastroenterológicas, sabía que ese olor a podredumbre, perfumada y dulzona, como de dulce de membrillo podrido, era la descripción más sutil de su estado.
En la calle, cerca de un comercio concurrido, entre miles de almas, el dr. Mandujano se pedorreó. Ante el estupor general y los gestos de asco señaló a una señora de unos 62 años, de aspecto anodino, cargando una bolsa de un conocido almacén de zapatos: "fue ella", dijo el dr. Mandujano, libre de pecado.